El día 16 de noviembre llegaba mi gran objetivo en este segundo semestre, la Maratón de Valencia. Ya hacía muchos meses que había realizado la inscripción y la reserva del hotel, tenía que claro que iba a ser la carrera a la cual iba a enfocar todos mis esfuerzos en lograr un buen resultado. Esta vez, a diferencia de otras carreras, todo estaba mejor planificado para optimizar mi resultado, desplazándome el viernes junto a mi familia y pasar un sábado tranquilo a la espera del gran día.
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Selfie antes de empezar! |
El domingo amanecía el día con un ligero viento, mucho menor que el que habíamos tenido todo el sábado en Valencia y que a los más de 13.000 maratonianos que íbamos a correr nos había asustado. Las previsiones eran que a lo largo de la mañana el viento iba a ir creciendo en intensidad, pero de todos modos no nos podíamos quejar ante las expectativas del día anterior. Un desayuno ligero (la noche anterior había cenado en exceso para que no me faltase energía) y a desplazarse hasta el punto de salida a la Ciudad de las Artes y las Ciencias con mi mujer. La salida iba a darse a las 09.00 am y había que acudir con suficiente tiempo para disfrutar de ese momento, de los más mágicos para un maratoniano: los minutos previos al pistoletazo de salida.
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A punto de empezar! |
Allí, incrustado entre miles de atletas, estaba yo preparado para volver a correr una Maratón, mi quinta este 2014 y con las mismas ganas que al principio. Es una carrera que, por mucho que la hayas corrido antes, te motiva especialmente y nada más terminarla deseas volver a correrla. Miras alrededor y todos los atletas están concentrados, con la mirada perdida, deseando que empiece la fiesta y las piernas empiecen a moverse. Yo, esta vez, estaba más tranquilo que de costumbre, sabiendo que la carrera era muy larga y que al principio solo me tendría que preocupar de disfrutar, ya tocaría sufrir al final. Finalmente salíamos y empezaba mi carrera. El objetivo era acercarme al 3:15 y para eso me había fijado un ritmo medio de 4:35 que se acercaba, si lo mantenía durante los 42.195m, a esa marca. En los primeros cinco quilómetros, como ya hice en Colonia, trataba de coger ritmo y apretar algo para irme acercando a mi ritmo medio, ya que había mucha saturación de corredores lentos y había tenido que adelantar bastante. Sírvase de ejemplo que pase por la línea de salida cuando ya habían pasado más de 3 minutos y que durante este primer tramo había adelantado a las liebres de 3:45 y 3:30, sin llegar nunca a contactar con la de 3:15. A los diez kms el ritmo se había estabilizado y se podía correr con más tranquilidad, yendo todo según lo previsto.
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Al paso por el km 28 |
Intuía que hasta el km 30 todo iba a ir bien, pero a partir del km 12-13 me empezaba a doler el estomago, siendo el dolor más intenso a medida que iban pasando los kms. Si hubiese sido una media maratón, sabía que hasta la meta podría haber llegado, pero quedandome tantos quilómetros por delante era muy complicado seguir sufriendo, así que decidí salir del maratón en la búsqueda de un lavabo. Al segundo de los intentos, sobre el km 19, pude parar y recuperarme, aunque dejandome por el camino unos valiosos minutos (calculé entre 3-4 min), lo que ya me complicaba en exceso mi marca. De todos modos, durante todos los kms que corrí con dolor, mi objetivo había pasado a terminar al menos la Maratón, así que una vez me reincorporé y vi que volvía a encontrarme mejor, seguí con la Maratón en la búsqueda de, al menos, un buen tiempo.
El segundo tramo de la Maratón se planteaba entonces de otra manera. Si seguía con el ritmo, podría estar cerca del 3:20-3:25, así que volví a ponerme las pilas y a tirar hacía adelante. En el km 28 aprox me encontraba con toda la familia y cogía todos los ánimos necesarios para terminar. En este tramo (21-30) los ritmos medios habían sido de 4:45, algo altos, pero tampoco quería forzar porque aún quedaba mucha tela por cortar.
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Mi nueva medalla, finisher! |
Se dice que en la Maratón se hacen 30 kms con las piernas, 12 kms con la cabeza y 195 m con el corazón. Algo así me ocurrió a mi esta vez. Una vez pasado el km 30 mis piernas empezaron a quedarse sin energía, rígidas y con calambres de nuevo en los isquiotibiales. Seguramente el no haber pasado de dos tiradas de 24 km para la preparación de esta maratón me estaba pasando factura. A diferencia de otras maratones, sobretodo en lo ocurrido en Colonia hacía dos meses dónde el dolor me pudo, mentalmente decidí pasarle la pelota a la cabeza y que esta mandase, así que por mucho dolor que sintiese, no iba a parar hasta cruzar la línea de meta. Con sufrimiento fui descontando los últimos kms de la maratón, como una cuenta atras en modo super lento, ya buscando mi gloria particular. Gracias al circuito, desde el km 33-34 hasta el final (sobretodo en los últimos 4 kms), la afluencia de público era espectacular, sintiéndonos los maratonianos como ciclistas en pleno Tourmalet, sin apenas poder pasar entre la gente, con mucho ánimo y con mucho coraje. Los ritmos aquí ya eran lo de menos, ya se trataba de sobrevivir, pero por suerte mis tiempos se habían estabilizado en 5 min/km y podría acabar la Maratón mejorando mi MMP. Ya en la parte final, algunas lágrimas por todo lo conseguido, una alegría inmensa porque iba a ser de nuevo maratoniano y a poco de la meta, de nuevo mi familia apoyandome en esta travesía. Unos últimos 195m sobre el agua y volvía a ser finisher, con un tiempo real de 3:25:34 y sintiendo que esta había sido la mejor de mis Maratones.
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2014: 5 Maratones (TGN, SEV, BCN, KLN, VLC) !! |
De nuevo una maratón y de nuevo muchas historias que contar. No deja de sorprenderme lo difícil que es tener una maratón sin sobresaltos, yo de momento llevo seis y en todas ellas tengo mucho a explicar. Esta carrera te sitúa dónde te mereces y convierte cualquier contratiempo en un handicap muy duro, llevándote mental y físicamente a unos extremos que otras disciplinas atléticas no consiguen. Mi profunda admiración a esta distancia, a todos aquellos excepcionales corredores que la disfrutan y la sufren a la vez, tanto a aquellos que la logran terminar como los que se quedan en el camino, porque seguramente es un reto mayúsculo para todos los corredores populares que tenemos que sacar tiempo de dónde no lo hay para prepararnos y disfrutar del espectáculo. Porque para pocos minutos de gloria, las horas que hemos sufrido en soledad no los las quita nadie, así que felicitaciones a todos aquellos que sois finishers y a los que no, os lo recomiendo, al menos una vez, para que sepáis que todo lo que podáis soñar, lo podéis lograr.